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sábado, 25 de agosto de 2012

Instituciones: ¿garantes y protectoras?

 

Carmen González Alcántara

Las instituciones también maltratan

Hola a tod@s. Quiero compartir este escrito realizado hace un tiempo y que me ayudó a explicar el por qué sentía que me torturaban laboralmente y de como l@s trabajador@s podemos torturar emocionalmente a los menores :
¿Realmente qué aportamos como trabajadoras/es en los centros de menores: Un grano de arena ó la gota malaya? Creo que las consecuencias de cada aportación es distinta. Sé que en mí, sentir que aporto “un grano de arena” ó una “gota de agua” al trabajo con menores me produce sufrimiento ó sensación de paz. Me gustaría poner ejemplos de mi sentir cuando realizo una acción u otra.

¿Grano de arena ó la gota malaya?

Ejemplo1: de grano de arena:

Me encuentro en casa cómodamente y leo un correo de amnistía internacional donde dice, entre otras cosas:
“Hola Carmen
Cuando tenía 17 años, J.C. ingresó en el centro de protección terapéutico de menores Hotel Galapagar, en Madrid. Ya adulto, a finales de 2009, denunció al centro por malos tratos tales como duchas frías, golpes en la cabeza, ser atados a la cama durante toda una noche...

Por desgracia, el centro de Galapagar no es el único acusado de infringir malos tratos. Hace nueve meses, Amnistía Internacional denunció graves violaciones a los derechos de niños y niñas que, sin haber cometido ningún delito, están bajo la tutela del Estado porque sus familias no pueden atenderles. Muchos de esos menores corren el riesgo de sufrir castigos físicos, ser encerrados en régimen de aislamiento, obligados a tomar medicamentos sin saber qué están ingiriendo...

Tristemente, ni los Gobiernos autonómicos responsables ni el Gobierno central han puesto voluntad política para investigar las denuncias y garantizar que ningún niño/a pasa por lo que ha pasado J.C..

Ahora que el Comité de Derechos Humanos del Niño de la ONU ha pedido información sobre la situación en los centros de menores españoles, tenemos que mantener la presión para que este drama no se olvide. Si todavía no lo has hecho, firma ahora nuestra petición al Gobierno español y ayúdanos a conseguir muchas más firmas. Y si puedes, únete a Amnistía Internacional para que seamos más y podamos reforzar nuestro trabajo por los derechos de todos los niños y niñas Porque si nadie dice nada, es como si no existiera.
Gracias por no mirar hacia otro lado.”

Después de leer el correo firmé y sentí paz. Aporté mi grano de arena. Sentí que hay muchas formas de ayudar y que la distancia con compromiso mueve montañas y crea otras nuevas. Simplemente con una firma. Es una forma de acompañar en el sentimiento. Y todo eso sin levantarme del sillón.

Ejemplo 2 :La gota malaya

Me encuentro en el trabajo con menores y denuncio situaciones con los menores: Hago escritos para dejar constancia y que se investigue.
- A la dirección del centro
-A la atención del comité de empresa
-A la atención del comité de seguridad y salud
-A la atención de la Sra. Jefa de sección de centros y hogares.
-otros

Todo eso no cómodamente desde el sillón de mi casa, sino trasladándome de un lugar a otro haciendo registro de entrada de cada documento.

En la carta de amnistía internacional me daban las gracias por no mirar hacia otro lado. Sin embargo en el Cabildo lo que me dan es una carta diciendo que tengo disfunción laboral, y acaban trasladándome a otro sitio por querer hacer lo mismo que en amnistía internacional: “No mirar para otro lado“.

Lo que sentí esta vez fue sufrimiento. La cercanía al problema me producía mas problemas. Quise aportar mi grano de arena en mi trabajo con menores y solo recibí la gota malaya. La gota malaya no mueve montañas ni crea montañas nuevas.
En amnistía internacional con una sola firma mía y a kilómetros de distancia, sin moverme de mi casa, sentada cómodamente, me dan las gracias y me hace sentir que colaboro con la ciudadanía. En el trabajo, donde me tengo que trasladar, cumplir con un horario, realizar mis funciones y otras..me dan la gota malaya y es lo que reciben los menores con el silencio administrativo: sufrimiento porque el resultado de las peticiones para que funcionen mejor los servicios de menores acaban desapareciendo, destruyendo cualquier oportunidad de proteger a los menores, convirtiéndolos en reos, por cometer el delito de nacer en desventajas al resto de la ciudadanía, a la espera de ser el siguiente en recibir la gota malaya.

 

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